Vicenta Núñez Sucre: Ana Karina

jueves, 18 de noviembre de 2010

Ana Karina

Celebra su primer año la princesa Ana Karína.
Bajaron a su palacio las virgencitas del cielo.
Le han traído una muñeca vestida de colombina
y un fino cofre colmado de cereza y caramelo.

La pequeña ya muy lista impide a José Alejandro
su empeño de ser quien abra los tentadores paquetes.
Atenido a que es más fuerte se la echa de malandro
y aunque buena la hermanita ha escondido sus juguetes.

Tanto como la muñeca Ana Karina es bonita.

lo dispusieron las hadas de los Cuentos de Perrault.
Generosas la tocaron con su mágica varita
donándola de fortuna, salud. belleza y amor.

Hay júbilo en el Palacio de la bella Ana Karina.
Sus padres cuelgan piñatas para la chiquillería.

Los comensales traviesos se agreden por golosinas
y no obstante el gran tropel la Infanta feliz dormía

Al terminar esta anécdota dedicada a mi bisnieta
quisiera que en el futuro se realice mi ilusión,
de que élla será una dama espiritual y discreta,
con exquisita cultura y esmerada educación.

Vicenta Nuñez Sucre de Yanez
1975

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Querido Amigos y Familiares

Con esta publicación de los versos de mi abuela, quiero brindarles un recuerdo de la más maravillosa persona que haya llenado mi vida, y estoy seguro, que inolvidable para todos ustedes.
Vicenta Núñez Sucre de Yánez González, es un personaje de gran trascendencia en nuestra familia. Sigue viva en nuestra memoria y en nuestros corazones. Todos aún podemos recordar sus anécdotas, ya que nos brindó casi un siglo de vida productiva como mujer, madre e intelectual de inusual modestia.
Era sobrina nieta de Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho, heroe de la Independencia de Venezuela.
Llevó la herencia de los Sucre y de los Núñez, dejando una familia rica en cultura y tradición.
Además de su recuerdo, perdura un testimonio de gran valor para comprenderla.
Sus versos, nos abren una ventana a su mundo íntimo, no-solo como ser humano de una inmensa bondad, sino para aproximarnos a sus sentimientos y afectos. Su amor por su tierra natal, por sus hermanos y por sus amigos queda plasmados en los múltiples poemas inspirados en estos sentimientos.
Sin embargo, nada mejor que su obra inspirada por sus nietos y bisnietos, hacia ellos dedicó lo mejor de sus años finales. Los versos dedicados a mi hermano Ramón Luis, durante sus estudios en el exterior, revelan el fuerte impacto que su ausencia generó.
Vicentica fue rica en inspiración, los nietos nos encargamos de expresarle nuestra fascinación por sus historias y por escuchar de sus andanzas y experiencias.
Vicenta fué una lectora compulsiva, hasta que la pérdida paulatina de su visión la introdujo en un mundo de tinieblas - como ella lo definió, sin embargo, esto agudizó su memoria y nos brindó un libro abierto para conocer de la Venezuela y de los Venezolanos de la primera mitad de este siglo a quienes conoció y apreció.
Leer su poesía es viajar con ella de la mano por su vida, por su Mapirito natal, su Monagas nostálgico, sus vivencias como niña, hija y hermana, su aprecio por sus amigos y de sus angustias y motivaciones.
De especial interés son sus poemas a un ser tan especial que sólo podemos imaginar.
Vicentica nos llenó de vida y alegría, su memoria y sabiduría brindó a sus nietos y bisnietos una vivencia única.
Sus versos, surgidos de su más profundo amor por su familia, son pródigos ejemplos de su cultura, su ingenio y un agudo manejo del lenguaje.
Dotada de un humor singular y de una paciencia infinita, lleno nuestras vidas de una gran paz.
Vicentica, gracias por haber sido tú, por llenarnos de amor y por crear en nuestra memoria tantas imágenes de alegría y sabiduría.
Por siempre serás nuestra eterna Abuelita, la que buscamos con angustia en las noches de desilusión, para traernos la seguridad y la protección que siempre nos brindaste...
Tu nieto más grande,
José Antonio.