jueves, 18 de noviembre de 2010

El Avila

Para mis nietos...

Cuando la faz de la aurora
asoma en el horizonte,
de amaranto se colora
la verde cima del monte.

Su joyel de pedrería,
vuelca El Avila altanero
y eclipsa en la lejanía
el parpadear de un lucero.

Creador de abstrusos diseños
para sus hábiles trazos,
el azul de los ensueños,
el rojo de los ocasos.

No hay comentarios: