hasta la piedra del medio es capaz de remover,
con su risa cadenciosa sugestiva maravilla
y su energía arrolladora, que sabe bien imponer.
Mariposa sobadora de alas leves , intranquilas
siempre a su alcance el pasaje permitiéndole volar,
invadirá las Azores donde sus bellas pupilas
escruten el horizonte para poderse orientar.
Saciada su ansía viajera se detendrá su coturno
a las orillas del Ganges, en Síbería o en Japón,
y quizás por esos lares habrá de llegarle el turno
de un romance tan ardiente que sofrene su ambición.
Libélula trashumante, cautiva de un gran afecto
embargado el pensamiento por inefable ilusión,
al fin arribe su nave en algún extraño puerto
obedeciendo la urgencia de su propio corazón. . . .
Vicenta Nuñez Sucre de Yanez
Diciembre 1970
Diciembre 1970
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