jueves, 18 de noviembre de 2010

José Yanez

Se quedó su silencio en la casa vacía
su apacible figura en el viejo sillón
y el ritmo de su paso que a veces parecía
el pausado latido de su gran corazón.

Fue probo, reflexivo, abnegado y paciente
no pudo hallar cabida en su pecho el rencor
ante el apremio ajeno jamás fue indiferente
lo que ofrecía su mano lo daba con amor.

Pasará su silencio en la casa vacía,
no habrá quien lo reponga en el viejo sillón,
mas su elevado espíritu siempre perduraría
cual sí fuese un latido de su gran corazón.

Vicenta Nuñez Sucre
1968

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