jueves, 18 de noviembre de 2010

Matias Carrasco

Explorador de montañas en las que no entra la luna
estableciste tu carpa en la selva leyendaria,
y en contacto con las tribus de Guaicas y de Arekunas
te angustiaba el desamparo de tu raza milenaria.

A empresario del Cuyuní, preferiste ser minero
para extraer el diamante de minas del Caroní.
Marino del Orinoco y juglar en Tumeremo
las sirenas del Yuruary están llorando por ti.

Ya no existe aquel remanso que era tu ambiente casero.
En sus jaulas los ruídores detuvieron su trinar.
Se alejaron las palomas que anidaban en tu alero
y el huérfano desvalido con quien compartías tu hogar.

Ha enmudecido la lira del poeta de Guayana,
distante de sus crepúsculos se agotó su inspiración.
En la iglesia de su pueblo se oyen doblar las campanas
por no ser en el Roraima que velan su corazón. 

Vicenta Núñez Sucre de Yánez
Junio 1972

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