sufre la desdicha de verse invadida.
Tan cruel acechanza la mantiene inquieta
y aparece, pálida, sombría, cohibida....
Pretenden aislarla, es lo que élla teme.
Buscará en la tierra asilo a su vida,
decide la fuga confiada en SELENE
y en su hogar le ofrecen feliz acogida.
Selene excitada se mueve en la cuna.
La tierna abuelita paciente la mece
y sonríe pensando que para dormirse espera a la luna.
Un paso furtivo se acerca a la cuna,
oyendo la niña levísimo arullo al fin se adormece
y con la abuelita, vigila su sueño la pálida luna.
Vicenta Nuñez Sucre de Yanez
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