Iluso sembrador de Galilea
alzaste tu palabra redentora,
sobre una torpe humanidad que ignora
la magnitud excelsa de tu idea.
Esquivos al clamor de tu clemencia
que inagotable, caridad inspira,
a través de los siglos aún conspira
la ceguera fatal de la violencia.
Sí volvieras Jesús; es tu destino
de nuevo hallar la lanza de Longino
y de Yscariote el beso fementido;
la negación de Pedro, y el olvido
de tu postrera súplica de amor,
cuando expirante gimes: ¡perdónalos Señor !.
Vicenta Nuñez Sucre
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