jueves, 18 de noviembre de 2010

Adolescencia

Era modesta mi estancia
y acogedor el jardín.
Era aspirar la fragancia
del romero y del jazmín.

Era luminoso el día
y risueña la mañana.
Era tierna melodía
que llegaba a mi ventana.

Era el trino de un luidor
en su canción mañanera.
Era un amplio corredor
donde había una pajarera.

Era observar en las lomas
entreabrirse los capullos.
Era oir de las palomas
sus candorosos arrullos.

Era apacible el ambiente
del cálido mediodía.
Era allí una adolescente
enhebrando fantasía.

Era miel del colmenar
suspendido tras las rejas.
Era blando susurrar
el vuelo de las abejas.

Era lenta la campana
que por las tardes tañia.
Era en la iglesia cercana
el toque de AveMaría.

Era contar golondrinas
rayando el azul del cielo.
Era ver entre neblinas
aparecer un lucero.

Era el retozo de un niño
en una noche de luna.
Era una alfombra de armiño
sobre la acera desnuda.

Era eso, la vida mía,
ensueños, versos, canción.
Era que permanecía
sin trabas el corazón 1 . . .

Vicenta Nuñez Sucre
Maturín Abril 1906 

Libélula




Liba la mariposa el néctar de las flores
para saciar su sed de incansable viajera
la elevarían sus alas a ignorados alcores
o se detuvo el vuelo en lejana ribera. . .
Se apresura a emprender una nueva aventura
exponiendo su vida efímera y liviana,
sueña alcanzar la estrella destacada en la altura
antes de aparecer el sol de la mañana . . . 

Vuela tenaz libélula, en busca de un misterio
que intenta descubrir su ingenua fantasía,
posará en las ojivas de un viejo monasterio
donde tal vez encuentre final su romería. . . .

Como élla, el hombre intrépido, ambicioso y voluble
se dedicará a escrutar secretos del arcano,
desechando el iluso la grave incertidumbre
de hallarse ante un enigma vedado al ser humano . . . . 
Vicenta Nuñez Sucre